¡Ese vacío eterno de surcos invisibles!
¡Esa ventana abierta como en dos corazones
y la vida tejiendo una bufanda verde
bajo el cielo infinito que no sabe llorar!
¿Hay acaso un latido, sonando en mi interior?
La lluvia cae y se va despidiendo
con un adiós sublime parecido al olvido,
sabiendo que algún día volverá a diluviar.
¿Renacerá mi alma como flor de verano?
El jardín que florece en tantas madrugadas,
ya se anegó de horas bajo el reloj vencido
y antes que sea noche entre arenas y páramos
cantaré en la ventana,
aunque septiembre tenga
treinta días…
sin ti.
Precioso y melancólico poema… Me gustan mucho las imágenes que hay en él… Me gusta siempre ese toque de melancolía que tienen tus poemas, Lucía. Un beso!
Cuánta hermosura tienen tus letras en ese ritmo pausado que tan bien dominas…
Precioso este poema, no me canso de leerte, aunque a veces se me escapan algunos.
Abrazos, poeta!