A la hermosa Catalina
le ha salido un pretendiente
¡qué ilusión, qué ilusión!
él no es rico ni agraciado
es poeta y trovador
¡no sé yo, no sé yo!
y le escribe bellos versos
que la tienen hechizada
¡puro amor, puro amor!
pero el padre de la niña
no consiente relación
¡qué aflicción, qué aflicción!
muy severo la conmina
a encontrar mejor partido
¡qué dolor, qué dolor!
despechada la doncella
con el joven escapó
¡qué valor, qué valor!
a trotar cual fugitivos
por esos mundos de Dios
¡sin rubor, sin rubor!
Ay mi pobre Catalina
llora el padre sin consuelo
¡se perdió, se perdió!
En estos versos danzantes parecen hallarse ecos de las antiguas baladas y romances.
Letras de una fuga por amor, que en su frescura, renueva la tragedia.
Excelente poesía !!
Gracias, Alejandro, por tu comentario. Mi intención, al componer este poema, era la de emular a los juglares que recorrían los pueblos durante la Edad Media. Es una composición para ser cantada; el tercer verso de cada estrofa (en negrilla) se canta a coro.
Me encantó tu “Cancioncilla”.
Un saludo cordial Antonio.
Muy amable, José Antonio. Me alegra que te guste. Saludos.
Bonita canción juglaresca, me recordó a los “cantares de ciego” medievales que se cantaban por calles y plazas.
Que tengas un buen día, Antonio!
Si he conseguido -aunque sea mínimamente- parecerme a un juglar, me doy por satisfecho. Muchas gracias por tu comentario.
Preciosa cancioncilla!!
Encantada de leerte. Saludos cordiales.
Gracias, Sinmi. Mientras la escribía me sentí un trovador.