Quiero armar una carpa
en el valle de tus ojos
y vivir en la timidez
de tus bellas pupilas.
Amiga mía, tierna
y frenética ráfaga de viento,
refrescas con tus ojos
a mi mirada desorientada.
Eres la fina capa de hierba
que florece en tu campo
sin necesidad de un sol;
eres tan fuerte
que puedes hacerlo todo.
Luna inocente,
tienes a tu brillante rostro
encerrado en tu cuadro
del tu artístico cariño apacible.
No llores, amiga mía,
no estás sola,
estoy contigo eternamente
acampando entre tus pestañas.
Vuelo libre
entre tu grata presencia;
aliéntame con tus dulces abrazos,
tan suaves y sedosos
que hacen parte indispensable
de mi enérgica sonrisa.
Amiga mía, continua
con tu dulcísima ternura
y deja que mi mirada repose
acampando entre el paisaje
de la belleza de tus ojos miel.
Te quiero a ti, paisaje de flores.