Por el camino seco
de tu apagada vida
hay un rastro perdido
que solo yo detecto.
Es un rastro de hieles,
de corazón herido,
constelaciones tristes
de vidas que repiten
los cíclicos dolores
generaciones muertas
arrastran las bufandas
del polvo hacia el olvido.
¡Ya tu no volverás!
Volverá tu tragedia
envuelta en cien colores:
posta sagrada
que recibirá tu hijo
en la noche callada
cuando quiso nacer
y cuando vino.