Cafés

Mientras escribo, de noche:

He dejado un deja vu,

al borde de una ventana;

tal vez pueda regresar con la rutina de ayer…

Caronte, mi perro fiel, ladra por todas las almas,

cuando algo no va bien,

si le despierta la luna…

Es tan imposible el sol a las tres de la mañana.

Luego,

empieza a amanecer:

huelo un café recreado…

Te veo tender la ropa,

con una sonrisa al bies.

Hoy me sobran las palabras,

los imanes de silencio, el miedo si lo he tenido,

el para qué del deseo,

juega a la ruleta rusa,

cada pinza es un clavel,

un momento detenido…

Las miradas son dos torres de Babel enloquecidas,

el patio un Everest con fruta de paraísos

prohibidos a los cobardes,

que no saben saltar patios…

Una última sonrisa,

diez minutos secuestrados

por tus ojos de no sé.

Esa despedida larga,

arropada entre tejados.

Treinta latidos de gloria

en la última mirada sostenida,

densa como la certeza…

Mañana a la misma hora

en esta misma trinchera …

¿Escalaré el Everest?

Caronte ladra de nuevo,

y tú, fusilando el timbre,

Debe ser por el café…

Pedro…de momento. Mayo de 2023.

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