Caen los copos del recuerdo.
Aquellas Navidades de bolas rojas
de olor a caldo gordo
de abrazos casi olvidados
siguen cayendo por la ventana
frente a la pared de ladrillos .
Dicen que es Navidad
que el tiempo del amor se renueva
pero en mi casa se rompieron
algunas de aquellas bolas rojas.
Crecieron los niños
los reyes se olvidaron de ésta casa republicana
donde no corren las ilusiones y maúlla un gato.
Tengo desmontada la mesa
sobran sillas y se han roto, muchos platos de la memoria.
Se pegan las narices de las tristezas
contra los cristales de la nostalgia.
Tengo un arbolito con luces
un belén peruano con dos piezas rotas
no creo y ahí está.
Dos piñas pintadas de rojo
y la memoria de mis hijos limpiando los zapatos
esperando a los reyes.
Ninguno de los dos es hoy monárquico.
Caen los copos del recuerdo, han pasado tantas cosas…
Han pasado muchos años…
Aquellas bolas rojas…
Muchas gracias por su amable lectura.
Me llegó todo, Mabel. Es ley de vida…me dejó un sabor acre.
Tus versos caen como chorros de realidades…
Abrazos!
Lamento el mal sabor, pero es lo que hay, al menos en mi entorno. Gracias por la lectura y su amabilidad.
No lo lamentes, hay que escribir la vida como es, lo bueno, lo menos bueno y lo peor.
Un saludo desde Huelva, Mabel.
Qué bonito y nostálgico poema. Sí, la Navidad a veces trae muchos recuerdos y ese sabor agridulce… 
Igualmente desde Barcelona
No es mi intención que pinche ni duela, es tan sólo mi vivencia. Un abrazo a tu cortesía y amabilidad.
A mi edad, los años van restando querencias porque la vida nos priva de personas a las que queremos o amamos, aunque la memoria persiste. Gracias por tu comentario y tu tiempo.