I
Hoy quiero vestir mi verso
aterido y predecible
con un sonido tangible
y que su eco caiga terso
hacia un ventanal disperso.
Ansío calzar escalones,
dos bolsillos de ilusiones,
tres botones angulares,
cuatro mangas singulares
y diezmar mis convicciones.
II
Musarañas, musas vagas
cuyo desencanto rueda
por el albedrío. ¡Veda
sus ansias, no satisfagas
nieblas, así las deshagas!
Musarañas, musas vanas,
hieden a emociones planas,
saben a sintagmas huecos.
¡Vengan a mis ojos secos
turgencias de rosas sanas!
III
La incertidumbre socava
la piel del ánimo verde
con un badajo que muerde
el suspense de una traba,
y flota en aire de lava.
Suena y no vibra, perfora
se respira, y aminora
ilusiones con su herrumbre.
¡Mal hallada incertidumbre:
piérdete nombrando tu hora!
IV
Los buscadores ofrecen
resultados a mi hechura
sin pedirlos, por soltura.
Sus atenciones merecen
mi favor, pues me enternecen.
No importa que se dirima
si se publica o se intima,
los datos del universo
antes de acabar un verso
ya saben cuál es su rima.
V
No quisiera verme esclavo
de aquello que me hace libre;
que urgiendo desequilibre
mi ser cuanto escribo y grabo,
tasando su impulso bravo.
Mis pasos hicieron mi horma,
y aunque me salte la norma,
habré de llamarte ruido,
exceso de contenido
cuando sólo exhibes forma.
VI
Atenta el instante ingrato
privándome de respuesta.
¡Ya caducó mi propuesta!
Triunfo y fracaso en un rato,
son tiempos de lo inmediato.
Por suerte también es mundo
que conecta al errabundo,
pues poetas en confluencia
mantienen correspondencia
en décimas de segundo.
VII
Desordenando preceptos
al vendaval lo subrogo,
he recordado el ahogo
de contemplarse entre adeptos
que no cuestionan conceptos.
Y si la línea avanza
por gravedad a usanza
del arroyuelo instintivo,
la libertad del motivo
será sonora balanza.
VIII
El tiempo con su inquietud
a los apegos despega,
y al improvisto te entrega;
planta su piel en alud
y muda la exactitud.
El tiempo presencia el vuelo
en picado del desvelo;
roe los pies del propósito,
y es de la herida el apósito.
Al tiempo elude el anhelo.
IX
En plena búsqueda me hallo
por los remansos conformes
de las minucias enormes
a los detalles de ensayo.
Agotadora derrama
la orientación a la brújula;
llanura aguda y esdrújula
en la extraviada proclama:
¡que me defina, reclama!
X
No sé si algo encuentro nuevo
dada la vuelta al camino,
mas seguirlo me convino,
de la búsqueda aún bebo,
sed que a las musas les debo.
Ahora la voluntad
es cerrar la actividad
que con gusto se comparte
hasta la décima parte
en busca de la unidad.