De frutos rojos, que emergen de la crisálida boreal en la primavera del tiempo, eran sus labios.
Carnosos puertos, para un navegante aventurero que cruza la inmensidad de los siete orogénicos mares, por vez primera.
Puertas color sangre, de una tierra virgen, de frutos de luna miel; escondida de la especie humana, desde el big bang de los tiempos.
Oasis del árido desierto florido de la juventud, que dura la eternidad efímera del parpadeo de un dios griego; deidad que recibe en copa de oro bruñido, en las entrañas de los universos primogénitos, el elixir que mana de frutos rojos cosechados en el Edén original.
No el Edén del hombre, sino el de los dioses niños que jugaron a moldear un universo de paradojas de espacio tiempo, en donde poder sembrar la criatura máxima: al hombre alado que perdió sus alas al roce abrasador de la entrada a la atmósfera del Edén segundo.
De frutos rojos era sus besos: los de la mujer primera, de la joven primavera, de la joven oasis del desierto, de la joven Edén.
De la joven, que es la niña de los ojos del dios griego; quien la piensa y la crea al imaginarla en las entrañas de una madre preñada del fruto de un primer amor, el de sus primaveras otoñales: deidad imaginaria que la concibe mientras bebe un sorbo más del elixir de frutos rojos del Edén original.
Y la niña de los ojos del dios griego, en un Apolo de carne y hueso, posa sus ojos, posa sus sueños y posa sus besos: sus besos de frutos rojos. En el Apolo que es más hueso que carne, el que perdió sus alas en el infierno abrasador, en su caída de un cielo imaginario, atravesando la atmósfera del Edén segundo.
Y la joven es feliz con su Apolo,
y él es feliz con la joven
y con sus besos de frutos rojos.
Cuánta belleza en esa redacción de la prosa poética, conste que rebozada de poesía con la sutileza sublime de amorosa expresión de un poeta, como tu amigo Ale. Me encantó y la aplaudo fuerte.
Un abrazo
Cuánta belleza en esa redacción de la prosa poética, conste que rebozada de poesía con la sutileza sublime de amorosa expresión de un poeta, como tu amigo Ale. Me encantó y la aplaudo fuerte.
Un abrazo
Amigo muchas gracias por tu gentil visita.
Es muy agradable tu comentario, te lo agradezco mucho. Un abrazo poeta.
Amigo Alex, con esta imagen haga de cuenta que mi imaginación se da un levanton de estar rutinariamente sentada. Y usted sabe que levantarse bruscamente y de imprevisto, para uno que ya es de huesos viejos, le truena a uno las articulaciones de las ideas y hasta los filamentos pilosos.
Pero gracias a esto, me mantengo activo. Así que debo también agradecerle mantener activa esa región cerebral.
"De frutos rojos, que emergen de la crisálida boreal en la primavera del tiempo, eran sus labios.
"
Amigo Alex, con esta imagen haga de cuenta que mi imaginación se da un levanton de estar rutinariamente sentada. Y usted sabe que levantarse bruscamente y de imprevisto, para uno que ya es de huesos viejos, le truena a uno las articulaciones de las ideas y hasta los filamentos pilosos.
Pero gracias a esto, me mantengo activo. Así que debo también agradecerle mantener activa esa región cerebral.
Aplauso!
Gracias amigazo JDuque, muy bienvenido mi cuatacho.
Un abrazo.
Una hermosa prosa poética, con un título encantador. Un gusto siempre, leerte, poeta. Inmenso abrazo.
“Y la niña de los ojos del dios griego, en un Apolo de carne y hueso posa sus ojos, posa sus sueños y posa sus besos, sus besos de frutos rojos. En el Apolo que es más hueso que carne, el que perdió sus alas en el infierno abrasador, en su caída de un cielo imaginario, atravesando la atmósfera del Edén segundo.”
Una hermosa prosa poética, con un título encantador. Un gusto siempre, leerte, poeta. Inmenso abrazo.
“
Y la niña de los ojos del dios griego, en un Apolo de carne y hueso posa sus ojos, posa sus sueños y posa sus besos, sus besos de frutos rojos. En el Apolo que es más hueso que carne, el que perdió sus alas en el infierno abrasador, en su caída de un cielo imaginario, atravesando la atmósfera del Edén segundo.
”
¡Madre de prosa!. En lo personal encuentro especial atractivo, en los múltiple enlaces conceptuales, las imágenes imbricadas, no como tejado impermeable sino más bien en forma de machihembrado, permitiendo la fluidez intertextual de personajes míticos sin fuga de coherencia.
—Aplausos —
¡Madre de prosa!. En lo personal encuentro especial atractivo, en los múltiple enlaces conceptuales, las imágenes imbricadas, no como tejado impermeable sino más bien en forma de machihembrado, permitiendo la fluidez intertextual de personajes míticos sin fuga de coherencia.
—Aplausos —