Besarte, de nuevo

Llevo escritas tantas cartas de amor en silencio… cuando te ríes, cuando duermes, cuando me riñes, cuando te vas y cuando vienes, cuando me dices te quiero y hasta cuando no me lo dices… que aunque mi carta vuelva a pasar de puntillas por el umbral de los sueños, volver a escribirte una carta de amor, es como besarte de nuevo…
¿Recuerdas la cajita metálica de colores desgastados, en la que el dulce de membrillo dejó paso hace tanto años, a las cartas de amor que te mandaba desde el cuartel que me usurpaba los meses y tu cintura, “soledad de soledades”…?.
Con la mirada cansada en el cristal del presente, desnudos de timidez y de pretextos que ni sanan la madurez, ni indisponen las agujas de un péndulo que nos advierte del tiempo y nos oculta del término, ¡te sigo viendo preciosa…!
Si acaso en el baúl de la memoria, se me agolpan los besos, los susurros, las palabras torpes y blandas, las pavesas de una tierra prometida a la que nunca te lleve y las caricias tantas…que se escapan por los bordes y se renuevan cuando tercia, a expensas de mi sí y tú también.
¡Qué placer tan inmenso, cuando arropados por la manta en el diván del reencuentro, abrimos de par en par el baúl, para evocar los recuerdos…!. Con las copas en la mano, hasta el mosto nos sabe a gloria y a pasado que transcurre, pero que no nos importa.
Y han tenido que ser dos chavales, que se parecen a ti, en lo guapos y en sinceros, los que a lomos de la vida, ya no nos dicen papás y nos llaman, abuelos…
Ellos a los que dimos la vida, entre sorbos de champán y apellidos que llevan puestos, paso a paso nos la quitan, en los libros que estudiaron, en las tallas ya marchitas, en los rincones que dejaron, en lisonjas compartidas y en destinos que dormitan.
Una y uno, fuimos tres… matemáticas que idolatro, pero que tu vientre desnudo se encargó de desmentir, para acabar siendo cuatro…
¡Otoño que marcea en mi mente y en mis venas, sopla conmigo las velas del pastel de esta quimera…!
Nasciturus, por dentro… 60 años, por fuera…
Ausencia de tiempos pretéritos que nos quitaron las cunas, los sollozos imberbes, los colores sin sentido y el sentido, que no vuelve; que nos llevaron los padres, los abuelos, el calor de sus palabras y el clamor, de sus acentos.
Tránsitos que se agolpan como cosechas recientes, siquiera tan cerca y tan lejos; brotes que pierden sus hojas; veranos que se humedecen; copos de nieve que caen y soles que se hacen verdes.
Cercanía que se asoma al rellano del presente, para colmaros de abrazos, de caricias resilentes, de caminos que se abren, de despedidas y encuentros.
60 años por fuera, Nasciturus por dentro.
¿Pero sabes que te digo…?
Que aunque mis ojos se empañen, aunque mis dedos flaqueen, aunque el baúl de la memoria se cierre para mí con la llave inexorable de la demencia, aunque mis cartas de amor no te lleguen ya, ni siquiera desde el umbral de los sueños… con la paz inmóvil de mis ojos, ¡te seguiré viendo preciosa…!.
Perdona por el desorden de mis párrafos y alegorías. Aún pretérito, sigo siendo aquel joven que te escribía alborozado, sin tener en cuenta ni el estilo, ni la lozanía de sus palabras.
Te quería y quiero decirte tantas cosas, que poner orden en este cúmulo de sentimientos revestidos de senectud, sería como intentar atrapar en un frasco de perfume, el olor de las algas, el aroma de las olas, la fragancia de la hierba mojada o simplemente la esencia de una flor como tú, a la que hasta la fecha, sólo yo llamo “Laura”.
Hacía mucho tiempo que no te escribía una carta de amor y ésta, aun con la excusa del diván y del reencuentro, me ha hecho volver por los fueros.
En la cajita metálica salpicada de colores desgastados, junto a sus hermanas más viejas, dormitará alejada del polvo y del tiempo, sobre pomos que lo fueron y afectos a flor de piel.
Mañana … cuando te rías, cuando duermas, cuando me riñas, cuando te vayas y cuando vuelvas, cuando me digas te quiero y hasta cuando no me lo digas… quizás, con la excusa de la prosa o de un verso, volver a escribirte una carta de amor, será como besarte de nuevo…

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Hacía tiempo que no leía una declaració de amor tan PRECIOSA. Absolutamente maravillosa, tierna. Un amor que es compañía, un amor que es brillo interior.

Compañero, gracias por compartir algo tan íntimo. Creo que toca cualquier corazón que haya experimentado lo que es el amor.

:leaves::fallen_leaf:

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qué bella prosa has escrito, de un romanticismo excelso !

Gracias Jana.
¡Habrá tanta y tanta gente con los mismos sentimientos…!.
Parejas, hogares, familias… ¡Cuánto amor en aparente rutina, hay de puertas para adentro…!
Te reitero mi agradecimiento.

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Gracias Alejandro.

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Precioso todo!!:blue_heart:
Abrazos, compañero.

Totalmente de acuerdo. Es algo transversal a toda la humanidad. Qué bonito que es querer, en todos los sentidos de ese verbo.

Feliz día :hugs:

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Es una carta maravillosa!!! :fire: :clap: :clap: :clap:

Como siempre, es un honor recibir tu beneplácito.
Saludos.

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Gracias Lisbeth. Cuando en casa tenemos “buenos argumentos”, de las musas del tintero, nos llueven las palabras y los verbos.
Saludos.

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Qué bella tu prosa!!!

“Ausencia de tiempos pretéritos que nos quitaron las cunas, los sollozos imberbes, los colores sin sentido y el sentido, que no vuelve; que nos llevaron los padres, los abuelos, el calor de sus palabras y el clamor, de sus acentos.
Tránsitos que se agolpan como cosechas recientes, siquiera tan cerca y tan lejos; brotes que pierden sus hojas; veranos que se humedecen; copos de nieve que caen y soles que se hacen verdes.”

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Gracias de nuevo.
Saludos.

Romantica, melodiosa, Prosa que de amor rebosa…
Me ha encantado, enhorabuena.
Saludos, MM