Bellini, restaurante giratorio

“Piano Bar . . . adoratorio.”

World Trade Center aposento
al que roza el bello viento,
México, Ciudad Bendita,
con su presencia palpita.

Elevador, dulce hechizo,
mágico sentir del piso
número cuarenta y cinco,
cerca del cielo me afinco.

Ascendiendo, siempre subes,
eso de andar entre nubes,
donde está la recepción
¡madre mía, que distinción!

Decoración elegante
digna de gente galante,
estando a tan gran altura
la clase se vuelve pura.

Restorán, circunferencia
de hierro, hormigón, esencia
de un pivotar serenado
que ronda lo más sagrado.

El grosor de sus cristales
azulados ventanales,
barras grises bien pintadas,
soleras fuertes armadas.

Maravilla lo bien hecho,
candiles penden del techo,
el estilo es conceptual
luces de brillo virtual.

Rotatorio fiel destino,
servir con arte su sino,
el menú internacional
comerlo es sensacional.

Manjares sensacionales,
bebidas, copas, cristales,
la cata se hace infinita
lontananza veo cerquita.

Los meseros, Capitanes,
todos ellos muy galanes,
atienden con seriedad
a clientes, . . . felicidad.

Restaurante giratorio,
piano bar adoratorio
que a la gloria dice: ¡hola!
delicada pirinola.

Trompo suave, imperceptible,
dando vueltas insensibles
en el valle, que es “cazuela”,
la cúspide te consuela.

Se habla de tú con los montes,
los volcanes, horizontes,
con el sol que da fortuna
o con la plateada luna.

La música, una delicia,
por las noches acaricia
las estrellas fulgurantes,
las centellas fascinantes.

Récords Guinness califica,
premia, avala, certifica,
más de mil metros cuadrados
al negocio consagrados.

Siendo el mayor del mundo
sobre ese plano profundo
rotando se halla el Bellini
que, a la cuenca, torna . . . mini.

Pequeña, desde lo alto
el corazón me da un salto,
vértigo que ni se siente
el recinto te consiente.

En ciento cinco minutos
de disfrutes absolutos
trecientos sesenta grados,
los sentidos asombrados.

Que siempre cumpla su anhelo
besar nuestro hermoso cielo,
tener corona por cuño,
la capital en un puño.

Tal metrópoli a sus pies
todo el tiempo sin traspié,
la magnífica ciudad
en su inmensa nimiedad.

Word Trade Center, torre azul,
un sitio in, refugio cool,
la urbe y Bellini son dos
que están cerquita de Dios.

Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., a 1º de octubre del 2017

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