Bailar

Bailé -sí que bailé-
sobre las gotas
del eterno rocío
en las mañanas muertas
con los labios partidos
de besar flores frescas
que hoy solo son
memoria en esta despedida.
Bailé en noches esquivas
sobre cristales rotos
en calles escarchadas
solo como el aliento
de quien huye de todo.
Bailé sonámbulo
sobre el hombro herido
del túmido despertar
y bailé como un loco
como el que no puede más
y exhausto cae a plan
sobre el catre entelerido
del abrazo letal.
Bailé hasta ser otro
entre la multitud.

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