Hay un retrato de ti y la yaya
que siempre estuvo
junto al reloj
que daba los cuartos;
veranos largos contigo
en una bici amarilla
cogiendo patatas del campo
con un bocadillo y risas;
una cinta grabada
a carcajadas
que susurraba bajito
lo que ocurría;
aún guardo la caja
de los secretos
que escondimos juntos
para no olvidar quién eras,
toda una generación la tuya
hoy oculta
en un festival sin nichos
ni ramos de flores.
Sí, mi avi me dejó muchos y muy buenos, era él quien me llevaba a los sitios. Para él, jugar era salir más allá de la riera en su bici, contarme historias y enseñarme las cositas que hacían para sobrevivir después de la guerra.
Además, era muy alto y guapo, con un pelo blanco espectacular! ji…
Mi avi siempre fue mi preferido, más que la abuela en verdad (para ella lo que hacíamos era todo un escándolo ajajaja). A él le gustaba la radio, grabarnos cantando, bailar, montar en bici juntos… qué te voy a contar!
Un amor intacto, sí. Gracias, Minada bonita !
María mía, muchas gracias por tu hermoso comentario.
Sabes? Esa cajita la tengo aquí, justo al lado. Mi avi la tenía guardada bajo la cama y un día me enseñó todo lo que había dentro, eran sus secretos. Me dijo que el día que él ya no estuviera, esa sería mi cajita y que la guardara para siempre. Así lo hice. Yo tenía 21 años. No se lo conté a nadie, la yaya nunca lo supo.
Ai, mi Walla, durante años no vi estas fotos. Ahora tengo algunas y mis hermanos van a digitalizar las que hemos encontrado después de morir mi padre… cuando nos juntamos en Málaga, la despedida fue un repaso por esas fotos que sabíamos que él guardaba, pero siempre dijo que no… ajaja… tremendo mi padre también.
Ai, la familia, mi Walla, y todos y cada uno de los sentimientos que guardo.
Besitos, amiga, sé que tú guardas los tuyos de la misma forma.
Yo no tengo muchos recuerdos con él, era un hombre enfermo y los últimos años de vida no lo volví a ver.
Pero, lo único que tengo en mi memoria es que él siempre se acordaba de mí… el mate, y las sopas de harina tostada, el ají verde, una copita de vino… y, sus palabras… que, aunque fueran pocas, todavía recuerdo y puedo escuchar su voz.
(Me has hecho derramar algunas lágrimas por el recuerdo).