Ha muerto
el olvido,
nada es para siempre.
Haber sido fue un sueño
que allanaron
con un abismo eterno.
Nació profundo,
alegre
cómo una estrofa
que surfea el horizonte.
Enséñame a amar
mi propia historia,
la memoria es una agonía
muy solitaria.
No basta con ser valiente
tal vez no importa,
la vida nos acecha
con sus horas largas.
No estés triste,
eres una flor en reposo
que no tiene agonía.
Contigo fue diferente
forastero sin agonía,
epitafio de otros
que no está muerto.
Ha muerto,
agradeciendo tantos años
sin amargura.
Cómo una pausa
que restaura
el amor en la inocencia.
Sigue recordando
el verso de siempre,
con la retórica bendiciendo
lo precioso que es tu mirada.
Está tarde
la luna fragua
la eternidad en su esperanza.
Seremos
lo que hemos sido siempre,
un amor temeroso en el infinito.
Aún así
volví a venir
con todas mis estrellas.
Photographize.
George Natsioulis.