Aquella historia, la que se escribe sin pulso,
cuando tiembla todo el cuerpo
y no tenemos frío,
cuando tiembla todo el cuerpo
y no tenemos miedo,
aprendiendo a vivir sin horario y con sorpresa.
Los mismo que el olor de las sábanas
es un jardín dónde hubo flores,
lo mismo que te hice huellas en
tu espalda con la forma de un río
y desembocaba debajo de tu voz.
Aquella historia no está hecha papel,
te cuento la tinta que me habla de ti,
yo me he quedado los defectos
que tiene siempre los finales.