Hablas de ayer
cuándo aún palpitas
en bocas amargas,
como puentes que jamás cruzaste
como aquellas tardes sin mes.
Hablas de ayer
como mítico sueño
sin sentido de culpa
cuando aún palpitas
en sienes punzantes.
Hablas de ayer
como sentada en el reino
escribiendo tu nombre
en otras pieles
con íntima sangre del anterior.