“Parva ciudad, la única en que existo”
(Sigfredo Ariel)
…
Sobre tu nervadura laberíntica
con pasos y besos inversamente proporcionales.
Latiendo como los otros, sintiendo el latido.
Recuerdas un pasaje oscuro.
La memoria y sus marañas
cometiendo delitos nocturnos de callejón perdido.
Adoquinándote la tierra húmeda
te caminaría de la mano hasta la fuente
de las lágrimas y abrazaría tu historia
de quinientos años y pico.
Me voy amándote
y te esperaré en los mares y continentes que me alumbres.
Algún día viviremos juntos, tal vez
algún día.