Amores y odios.
Más,
amores que odios.
Más pasiones,
que prejuicios.
Más ternura que violencia.
Por eso, todos vivimos.
Incluso a veces,
morimos por todo eso.
Por pasión, por ternura, por amor.
Por odio, por prejuicios, por violencias.
¿Vale la pena por amor morir?
¡¿Por amor?!
Por amor vale la pena todo.
A veces nos mata el odio:
el odio, con su energía negra.
De rencor se enciende una chispa,
y lo destruye todo.
La aversión, con solo un destello,
echa abajo a la ternura.
Y el prejuicio destruye a la pasión.
Pero al amor bello lo guía el corazón,
guía a la pasión fuerte,
a la suave ternura.
Y entonces el Ave Fénix del amor renace.
Para vencer al odio,
para imponerse al rencor,
para dominar el prejuicio.
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Si por amor se ha de morir que sea lento, con satisfacción y no con el odio que con un flamazo nos puede consumir… ¡Saludos!
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