Amarillo atárdico

Lo amarillo del Sol
ese áureo tono opalescence
casi mercúrico
como las sepias del Nilo
con un tiño de sangre
como un robusto “Johnny Walker
amaderándose en la destibiante borgoña
que aún arde tizónica
tras el nítido velo del cristal.
Sólo cuando el Sol cae
se despiertan los colores terrosos del óxido:
amarillos de un barro namíbico;
rojos que lento se amarronan
enfriándose al menguar
desde el descoser
en la fibra de lo caliente.
¡Ah…! ¡Qué extraña forma de describir un tono!

Chane García.
@ ChaneGarcia.

Linda tu perspectiva. Sin duda la tierra es hermosa.

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