Delicada es la huella de tu belleza en el aire,
rompible soplido de luz incontenible,
posición asimétrica del cielo y del tiempo,
ciclo impermeable de la profundidad
cuando beso tus párpados dormidos
sin salivar, sin escucharme, solo mirándote,
cuando adivino en tus sueños de lluvia
la niebla más densa, niebla de la vida.
Enmascarada y pura despiertas,
con tiranteces en tu mirada,
la primera juventud de la noche,
y la última muerte del rebelde que soy.
Te levantas de entre sábanas de lino,
blanca como la leche, amiga de mi contemplación y sed…
Entre tus bellos versos, la belleza de la amada se describe con una delicadeza que la convierte en un ser inalcanzable pero irresistible. Esa dualidad entre lo enmascarado y lo puro añade profundidad a la percepción de esta obra.