Alguien congeló
los aviones
en filas de a uno
en pistas de silencio.
Alguien limpió de grises
el éter circundante
y saturó de azules
a cielos y mares.
Alguien atrajo a los calderones
a calas tranquilas
sin bañadores de hombres
y veleros navegantes.
Alguien nos obligó
a reuniones de a diez,
en puestos separados
y rostros embozados.
Alguien doblegó la soberbia
del presidente arrogante
y valló las fronteras
del trato contra el hambre.
Alguien viene y secuestra
la factoría de la célula
y genera en ella
el virus que la infecta.
Alguien muy pequeño
de orígenes inciertos
nos trastoca la vida
cautivos e indefensos.