Alguien me está robando,
desde ahí detrás, no sé dónde.
Me viene trepando los huesos,
como un cansancio,
doblándome en inviernos el pulso,
agravándome las palabras,
los pasos,
el niño que nunca olvido,
aquel beso.
Alguien me está robando,
alguien que viene con un relámpago en el labio,
lloviéndome, acelerando,
como una tarde pisada,
donde los hombres meten el vacío en los párpados,
y le dan vueltas al miedo,
como una noria de naranjas amargas.
Alguien me está robando,
viendo crecer los árboles y los cementerios,
alguien me está llevando como un río sin despedida,
como una mancha de arañas en la sangre,
alguien que cierra las ventanas deprisa,
que toca el piano y los muertos.
Alguien me está robando,
poco a poco, desde ahí detrás,
alguien que yo seré cuando venga a robarle a los otros.
Amigo @Josebreval, déjame decirte que nos has robado la imaginación con este poema genial.
Me acorde del clásico “te voy a venir a jalar las patas cuando me muera” la amenaza tan común en los tiempos de la abuela, cuando se te “subía el muerto”
Estoy de acuerdo con lo que dice @JDuque…me recuerda a aquellas leyendas antiguas que se contaban en la infancia alrededor del fuego…y luego no podíamos dormir!
Este final le puso el broche, tú vas detrás…
Tu lirismo es muy especial y eso es lo hermoso.
Abrazos, José!
Me encanta tu escrito, bien construido. Un gusto afinar la imaginación al leerte.
“Alguien me está robando,
viendo crecer los árboles y los cementerios,
alguien me está llevando como un río sin despedida,
como una mancha de arañas en la sangre,
alguien que cierra las ventanas deprisa,
que toca el piano y los muertos.”
Creo que todos hemos sentido alguna vez esa presencia que “nos viene trepando los huesos”. Tu poema es original e impactante, de los que da gusto encontrarse. Felicidades, José.