Dos solitarios perdedores
juegan al ajedrez
en un rincón del parque.
Todas sus aspiraciones
se condensan dentro de las 64 casillas
y sueñan con combinaciones
demoledoras.
Como Aníbal en Cannas
o Julio César en Alesia.
La tarde se apaga
y los dos reyes continúan en pie,
mientras sus ejércitos
se tambalean en medio de la agonía.
Ninguno de los dos quiere perder,
ninguno de los dos se va a rendir,
por eso mientras se dan la mano
después de firmar tablas
y quedan para el día siguiente,
a la misma hora,
en el mismo rincón
del mismo parque,
vuelven a sentirse peones
de un tablero
donde son otros los que juegan la partida.
Guau!!! qué gran poema!
WoW! Qué trasfondo tienen esas letras…me parece un gran poema!
Fruto de unas lecturas que comparto contigo y dan para mucho…
(Pronto saldrá el segundo de César, lo estoy esperando).
Abrazo grande, Josele!
Una partida de ajedrez donde se juega la Historia. Buen poema, amigo
Muchas gracias Tali. Saludos
Tus letras me hacen sentir que dos almas solitarias, ajedrecistas del destino, se enfrentan en el parque de la vida. Sus sueños y luchas se entrelazan en el tablero, donde el empate es un pacto de esperanza.
En tu conmovedor poema, ilustras brillantemente la vida como un juego de ajedrez, y capturas la esencia de la perseverancia y la esperanza en cada movimiento. Bravo, poeta, por tu maestría en narrar la lucha constante de la existencia.
Es importante hacer sentir y que sientas eso me enorgullece. Muchas gracias por tu visita y el análisis. Saludos.
El poema, lo interpreto como un canto a la sordidez social,donde casi sistemáticamente, nacemos vencidos. Dentro de ese pequeño margen que queda en la respiración de estos solitarios perdedores, ninguno va a ceder, aún a sabiendas que ellos, son solo marionetas.
Un poema soberbio, para representar situaciones actuales y contextos .
Enhorabuena!
Saludos
Uff, magnífico!!!
Felicidades
Muchas gracias Sinmi.