Se entrelazaron sus dedos
como apretando
un “Te quiero”
eran dieciséis añitos
y aquel beso…
aquel amor fue el primero
Fue en una tarde de abril,
de un otoño en " El Cerral "
tumbados sobre la arena
y en el ombligo, toda la sal
y ellos dos… libres y ausentes,
ellos dos, mirando el mar
No hicieron falta palabras,
hubo tal complicidad,
que en su vuelo, cual gaviotas,
volaron hacia alta mar
Las miradas se mezclaron
empapadas de ansiedad
y desafiando hasta el alma
se quebraron, cual cristal,
como en la orilla se rompen,
todas las olas del mar
Cuando la vida te pide “cuero”
hasta el silencio se aturde,
entre pasión y deseo
se alborota el avispero
y se entregaron a amar…
compartiendo hasta el soñar
Lo que cuento
en esta historia,
aún no se bien si es verdad…
lo que sabe mi
memoria,
que a pesar
que hoy soy historia…
fui un adolescente más
Qué versos tan bonitos para una historia de amor adolescente.
El amor y la vida en unas manos todavía inexpertas pero con toda la pasión del mundo.
Me encanta, Ricardo.
Me alegra que te haya gustado…
en realidad no es mi fuerte este tipo de poemas, ( bueno en realidad, no creo que alguno lo sea ) pero esta vez las locas musas estaban románticas
Que tengas un buen día amiga
Maravillo recordar la etapa dorada de la adolescencia, con sus anhelos, con la infinitud de sus sueños, con las ilusiones a flor de piel, y con esos primeros amores, inolvidables…
Por ahí había escuchado que siempre se es joven, mientras hayan sueños.
Pero la adolescencia es brutal. Pega de una manera… son los primeros pasos que damos ya en solitario. Hay recuerdos inolvidables. Y somos solos nosotros, buscando un camino. Confundidos… ay, adolescencia…
Es un hermoso recuerdo de un primer beso. Muy bello lo que has escrito.