A la memoria de mi padre
ACERAS FRANCESAS
(Con tu cara de emigrante)
París se condensó en una lágrima
y la poesía de tus ojos se evaporó;
Congelada la luz en el punto sagrado de tu ausencia,
me dispongo a salvar los sueños de ayer…
Embellecido el himno que te definió con una corchea bohemia,
un paraíso de recuerdos he ganado hoy.
A la copa burbujeante de tu plenitud arrabalera
alzo mi lagrimosa soledad
para evocar los encantamientos perdidos;
Una bruma iridiscente me arrastra melancólica
hasta los umbrales de tu aurora infinita
donde el farolito de Gardel no deja de alumbrar mi oscuridad.
George Moustaki y los ángeles
me traducen el lenguaje de tu inexorable eternidad,
pero son las aceras francesas
las que me sorprenden con una llovizna de florecientes suspiros.
Atrapada en tus bulevares de estrellas
voy buscando sin éxito el camino de los días felices.
“Beguin the beguine” y los suelos tachonados de oportunidades
reflejan tu plenilunio romántico,
pero Edith Piaff me susurra que ya no queda nada de nada.
Y aún así la fosforescencia poética de las calles mojadas
y la risa evaporada de tu tiempo
suaviza las aristas dolientes de este presente sin ti…
Plegaria crepuscular que lleva el mensaje suplicante
de todas mis carencias
adonde la nube y el trueno versifiquen el olvido…
Bendición que algún amanecer
caerá en los huesos de este abandono sin fin
con el esplendor de la ciudad que amaste.
Y se nos abrirán todos los reinos del amor,
y a los príncipes mendigos
manifestará su pleiteisia la voz de Jaques Brel…
Y si cierro los ojos sé que la inmarchitable malvarrosa
de la memoria perfumará las letras de su canción,
cuando con tu cara de emigrante
yo te vuelva a encontrar.
Yolanda García Vázquez
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