Abuela María

La abuela María era una mujer sabia, no instruida. En el pueblo nacer mujer, significaba aprender a leer, escribir y la regla de tres. Ahí, salvo contadas excepciones, concluía la formación académica y comenzaba la triple C: cocinar, coser y casarse. La mayoría, además, ayudaban en las labores del campo en momentos puntuales como por ejemplo la vendimia.

La abuela María, como mujer castellana, dominaba las cuentas de la casa y las del rosario. Era devota de la Virgen como no he vuelto a ver a nadie. Ponía todas sus esperanzas, duelos y ruegos en sus manos. También los agradecimientos. Recuerdo de niña subir al desván con mis hermanas a asaltar la despensa de dulces durante la siesta. Al pasar por delante de su dormitorio sabíamos que aún estaba despierta por el mantra que salía de él: “Santa María. Ora pronobis”. Las letanías en latín siempre nos hacían sonreír. En ese momento girábamos sobre nuestros pasos porque si nos escuchaba nos hacía entrar en su habitación para continuar con las cuentas. Cuando esto sucedía nos decía: “Qué alhajas mis nietas que suben a rezar conmigo”. De sobra sabía a dónde íbamos y que rezar era lo último que teníamos en mente. Así que después de rosario iba a la alacena y nos daba algún chocolate. La misión concluía con rosario y dulce. Al menos no con las manos vacías.

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Me has hecho sonreír.
Qué tiernas esas abuelas. Yo no tengo esos recuerdos, no conocí a mis abuelos/as, pero lo vivía en los de mis amigas.
Muy bonito, Menchu.

¡Qué bien que te haya hecho sonreír! Yo conocí solo a una y no tiene mucho que ver con la del relato.
:kissing_closed_eyes:

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