A veces, parece

A veces parece como si el hombre
“necesitara” estar enfermo para encontrar
el equilibrio de su vida.

¡Valiente contrasentido!, te dirás,
pero es cierto, y suele ocurrir.

Hay veces que se necesitaría gritar, correr,
andar, respirar el aire puro
y sentir el frío en el cuerpo.

Otras veces quisieras mojarte con la lluvia,
sentir sus gotas en la cara y en tus manos,
creer que es el cielo quien te llama
y te besa impuramente,
hasta notar el cosquilleo de la sangre
al correr por las venas,
en ese galope figurado
de la persona que busca el amor
ansiosamente.

Pero también te gustaría gritar: “te amo”
y mirar a la cara a la persona amada,
quisieras abrazar ese cuerpo
y sentirle estremecer,
en respuesta a tus caricias,
quisieras amar y sentir el amor ;
fundirte en una comunión humana,
y en un suspiro,
como si buscaras y necesitaras la luz del sol,
el aire, la brisa
y el susurro de la luna
y las estrellas en la noche…

Es posible que todo esto, tan sencillo,
necesite el alma enferma
y el espíritu del hombre,
tan cansado,
para recobrar la salud
y la alegría por la vida.

¡Es posible…!

Rafael Sánchez Ortega ©
23/12/20

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Así es poeta. Gran verdad lleva su bello escrito.

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