Amanezco
a cuarenta y seis mil metros
de aquí
en gotas menudas
como una lluvia corta
y pasajera
esparcida en una ventana
abierta;
abro los ojos allí
y los cierro de costado
en un abrazo;
entro en la cueva
de los cuentos en la pared
y me detengo;
veo el infinito
de una esfera en la mano
montaña abajo sin ti.
Conmigo al fin 
Uff, Gran Poema!!!Todo un desahogo lírico!!!
“veo el infinito
de una esfera en la mano
montaña abajo sin ti.”
Uff que sensaciones más táctiles y llenas de recuerdos traen tus versos, poeta!!
Gracias, Lucía 
Está todo ahí, en esa esfera Gracias, Minada bonita
Cuando en un abrazo caben todas las distancias…
Qué bonito es leerte, amiga 
Sólo hay que querer darlo, verdad, mi Walla? bonita tú, que siento tu abrazo sin importar lo lejos que estemos
Preciosas letras. Cono tú.
Besines, Marta.
bello poema, creativos versos !!
Del infinito, como tú
Es que estuve en la montaña de Montserrat y, claro, esa altura y ese aire fresco… Gracias, Alejandro
Este arranque es requeteprecioso!!
Precursor de lo que viene detrás…un hermoso poema. Espero que disfrutaras de esa visita…
Besitos, mi Tali!
Lejanias, cumbres y hermosuras se lee en el portal de puertas oscuras, sabe a tonada el poema por su tersura. Aplausos.
Amanezco
a cuarenta y seis mil metros
de aquí
en gotas menudas
como una lluvia corta
y pasajera
esparcida en una ventana
abierta…
¡Me fascina el manejo de las distancias de tus metáforas! 
No sé si encontraste o te encontraste, pero me parecen hasta poco 46000 metros si lo conseguiste.
Abrazo!
De la infancia hasta aquí Gracias!
Gracias, mi María. Era una visita pendiente a Montserrat, esa montaña mágica
Ai, muchas gracias, Domingo!
Supongo que es que tengo dentro muchas Gracias!
esa es la distancia que me separaba de mí. Y créeme, me perdí del todo 
Gracias, Javier