Te recuerdo al preguntarme
si conocía al Piyayo
y a esos siete churumbeles
que malamente vivían
pasando hambre a su lado.
Te recuerdo monte arriba,
cara al viento,
buscando reposo y calma
y encontrando al pastorcillo
que por cuidar el rebaño
le pagaban solo un duro,
tan solo un duro al año.
Te recuerdo escribiendo
a los tejados de las casas de tu pueblo,
aflorando la nostalgia de tu tierra
y regalándome ese libro
que página tras página
me enseñó a amar los poemas.
Te recuerdo recitando
y creando poesía
y yo absorta
por guardarte en mi memoria
e intentando recordarla
para hacerla siempre mía.
*Referencias poéticas:
El Piyayo (José Carlos de Luna)
Un duro al año (Eusebio Blasco)
Los tejados de las casas de mi pueblo (J. D. G.)
Muchas gracias, bonita.
Uff, no veas cómo lloraba yo cuando me lo recitaba mi padre . Tenía una voz preciosa.
Pues si te apetece léete Un duro al año. Es un poema maravilloso.
Lo haré!! Tu padre tenía un buen repertorio, no sé si alguna vez te leyó “la nacencia” de Luis Chamizo, en castúo extremeño. No sé si hemos hablado de ella. Yo hice un artículo sobre Chamizo el año pasado en la revista de Poémame. Es preciosa, a mí se me saltan las lágrimas cuando la leo.
Pues sí, María. También recitaba La nacencia, y El embargo. Maravillosos poemas ambos. Jolín, qué recuerdos…
Y me encantaba también El ama de Gabriel y Galán.
Y cantaba flamenco requetebién además .
Nada, que mi madre encontró una joya con él .
Uff, qué jartá de llorar…
Me ha encantado, María. Tanto el artículo como el poema recitado. Me ha recordado mucho a como lo hacía mi padre.
Muchas gracias .