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Escucho en las noches como se rasga el vestido
y alarga la noche para que no llegue el hambre
y cae todo el peso del mundo sobre nuestro tejado
y llueve, llueve
y solo tú tienes flores para nuestros muertos
y un manojo de lilas salen a pasear desde su boca,
caballeros de la noche
esos que estuvieron antes que yo, antes que Dios,
sal al jardín y contempla como nacen las estrellas
y hablemos despacio, como acurrucando las palabras
para que nadie nos escuche,
ven, háblame de ti,
háblame de los muebles, de las caricias,
de tu madre,
tengo una mejilla llena de polvo blanco
y una corona rodeada de cirios
y dicen por ahí que la noche se asemeja a nosotros,
a ti
inmensa y parda, aún la nieve cae sobre ti,
aun la nieve es nuestra, tuya.
Te digo como el niño que soy, ven
he construido una diadema
y he salido a la par de la noche
sal al jardín y verás como la lluvia aún es nuestra.