“…pensar que separados por trenes y naciones tú y yo teníamos que simplemente amarnos…” (Soneto II, Cien sonetos de amor, P. Neruda)
Junto mis manos
rogando tiempo al tiempo
en una oración sin palabras.
El viento, despistado, las recoge, inaudibles…
no entiende de distancias.
Remite sin querer
versos de amor nunca entregados,
ocultos en dobles fondos
y filtrados por rendijas oxidadas,
soñando con nacer, crecer y
multiplicarse…
hasta alcanzarte.
A años luz quedan los deseos.
¡Nunca una piel necesitó tanto!
Duele medir el tiempo en años
y la luz en tonos de sombra.
Ya mi boca ni te nombra.
Quizá seremos por siempre
letras en papel mojado,
reflejos cara a cara en un cristal,
intrincadas conexiones,
juramentos caducados,
cartas devueltas al remitente…
Luchan el viento y el tiempo
por desvanecerte,
pero estás tan lejos del olvido
y tan cerca de quererte eternamente…
Te lo agradezco, María.
Ese poema de Neruda siempre me ha “flipado”.
Y este mío ya lo publiqué en el antiguo Poémame, pero le tengo mucho cariño y me apeteció publicarlo aquí.
Besitos, amiga .
Un poema sellado con el símbolo del amor, yon lo Aplaudo por emotivo y hermoso. Un cargamento de flores para su autora y una plana celestial colmada de estrellas.